OPINIÓN.
Como comentaba en un artículo anterior, el verano ya pasó de
largo, dejando tras de sí una estela de extrañas sensaciones que se acabarán de
definir en los próximos días o semanas. La fecha del 9-N sigue planeando en el
horizonte cual luminosa o amenazadora estrella, según desde qué cielo se mire,
y casi todo el mundo está con los nervios a flor de piel. Por la calle me
tropecé estos días con amigos y conocidos que me preguntaban, “oye, Manolo, ¿y
tú qué opinas de la que se avecina? Mis respuestas fueron muy matizadas, en
función de la persona que me formulaba cuestión tan delicada. El ejercicio de
más de tres décadas de periodismo de calle, me ha enseñado a guardar la debida
distancia con según qué interlocutores.
La Festa Major del
Prat, que estos días se celebra en la ciudad en la que vivo, ha servido un
poco para desviar la atención y enfriar el caldeado ambiente que se empieza a
sentir en este comienzo de otoño. También contribuyó a crear este clima positivo la rueda solidaria
que mis amigos del Club Rotario de El
Prat plantaron en la Avinguda Verge de Montserrat, y que Amics d’El Prat organizara su VIIè Sopar de Festa Major, en el marco
del cual se entregaron los galardones que tradicionalmente otorga esta veterana
entidad a destacadas personalidades y entidades locales. Ambos eventos contribuyeron
a apaciguar los ánimos sobresaltados de algunos y, lo que es más importante, a
reafirmar viejas amistades que creía adormecidas.
He reservado el párrafo final para mencionar otros asuntos
que nos confirma que tendremos un otoño realmente caliente. Por ejemplo, en la
radio del coche escuché parcialmente el debate que siguió a la comparecencia parlamentaria
de Jordi Pujol. Es tal la perplejidad y el empacho que me provocó, que todavía
no he tenido tiempo de digerirlo. Sin ánimo de entrar en el fondo de la
cuestión soberanista, que está que arde, días atrás me encontré casualmente en
el Mercat de la Plaça de la Vila con el alcalde de El Prat, Lluís Tejedor, quien
me confesó que un amigo suyo gallego, con mucha retranca, le había largado que
la llamada cuestión catalana se zanjaría de cuajo, si la comunidad de Madrid se
animara a tirar adelante un referéndum para
separarse de España. ¡Manda carallo! Manuel Dobaño (Periodista). Puede leer también este artículo en El Prat al Día.
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