OPINIÓN.
Mi amigo, ese que arrastra un crónico carácter de mala uva,
me volvió a asaltar en plena vía pública para plantearme la siguiente cuestión:
“¿cuál de estas dos alternativas prefieres, el 9-N, o la L-9?”. El 9-N, ya
saben, es la fecha que el Govern de la Generalitat ha marcado para la consulta
soberanista. Mas hay quien es partidario de activar antes la segunda opción, la
L-9, que significaría la puesta en marcha de la nueva línea de metro, y que
permitiría a los barceloneses, por ejemplo, viajar directamente al aeropuerto,
y a los pratenses culés, desplazarse cómodamente al Camp Nou. Sin embargo, lo
de la consulta soberanista ha empezado a perder fuelle últimamente, y ya se
habla de otras vías más descafeinadas.
“El metro llegará este noviembre en fase de pruebas al
aeropuerto de Barcelona” (¡qué manía!, esa de obviar su denominación oficial y
omitir el nombre de El Prat), era el titular de una noticia que, entre tanto barullo
del 9-N, conseguía la semana pasada sacar cabeza en la prensa barcelonesa. La
información añadía que “la entrada en servicio está prevista para febrero de
2016, coincidiendo con la edición del Mobile
World Congress”. Tras leer esta noticia, me vino a la memoria un artículo que
publiqué en su día, en el que recuperaba una noticia mía de la Agencia Efe, fechada
el 22 de junio del año 2000: “El Prat celebra la llegada del metro a la ciudad
para el 2004”. El artículo lo titulaba “Promesas incumplidas…”
Y volviendo a lo del 9-N, que casi se me olvidaba, ¿qué es
lo que puede pasar de aquí al 9 de noviembre?
Lo único que sé es que cae en domingo y que ese día celebrarán sus
onomásticas las personas que se llamen: Almudena, Teodoro, Eustolia, Sopatra,
Orestes, Alejandro, Agripino, Benigno, Timoteo, Ursino y Erifreda. Pero lo
verdaderamente importante para mí es que mañana, día 21, compartiré unos buenos
momentos con los amigos del Rotary Club d’El Prat. Primero, cenaremos y después
daré una charla sobre el contenido de mi libro “K-11: Estación clandestina”, en
el transcurso de la cual, prometo desvelar algunas anécdotas de mi apasionada
experiencia periodística.
PD/El pasado día 15 de octubre fue el cumpleaños de mi hijo,
Víctor, celebración que coincidió con la festividad de Santa Teresa de Ávila
(Teresa de Cepeda y Ahumada). ¿Recuerdan el nombre del ganador del XLIII Premio
Planeta de Novela que se falló ese mismo día? Efectivamente, el mexicano Jorge
Zepeda (con ‘z’). Alguien, con semejante apellido, iluminado por la mística aureola
de la escritora abulense, estaba predestinado a ganar. Manuel Dobaño (Periodista). Puede leer también este artículo en El Prat al día.
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