lunes, 27 de octubre de 2014

No todo son malas noticias

 OPINIÓN.
Lo vuelvo a recordar: En tiempos en los que emprendía mi apasionada experiencia periodística, los compañeros de las redacciones de Hoja del Lunes y Agencia Efe no paraban de repetirme la cantinela de que ‘solo son noticia, las malas noticias’, ya que las buenas noticias carecen de relevancia, porque entran dentro de la normalidad; razón por la  que no interesa a los lectores, siempre ávidos de devorar historias truculentas. Sin embargo, cuando me desvinculé de Efe, curiosamente sucedió que empecé a escribir artículos de opinión en un periódico de Palma de Mallorca, de contradictorio nombre, Buenas Noticias, con el que colaboré durante unos años, hasta que la cosa se torció, porque culpa de las malas noticias.
Picoteando en el revuelto panel de la actualidad informativa, comprobaba estos días que no todo son malas noticias. Por ejemplo, me llamaba poderosamente la atención la publicación de un reciente trabajo de investigación, realizado por sesudos terapeutas en la materia, en el que se asegura que los hombres las prefieran naturales. O sea, con la cara bien lavadita (sin maquillaje, ni potingues), con los pies descalzos, con alguna arruga en la cara, sin silicona y demás derivados en el tetamen y con algún que otro mechón de pelo blanco (sin tintes). ¡Justo lo que a mí me gusta! Toda esta serie de características femeninas, que supuestamente agradan a los hombres de hoy en día, no deja de ser una noticia neutra, ni buena, ni mala.
Otra información que también me sorprendía bastante, es la que contaba la increíble doble vida de Nicolás, el jovenzuelo de 20 años que se hacía pasar por asesor del Gobierno con documentación falsa, y que se colaba en todos los saraos oficiales madrileños, incluido el besamanos real del pasado 12 de Octubre. Y ya en el capítulo personal, no quisiera pasar por alto la agradable velada que compartí recientemente con los amigos rotarios de la ciudad en la que vivo, para hablarles, naturalmente, de mi libro “K11: Estación clandestina”. Mientras tanto, por la calle me he vuelto a cruzar con mi amigo (‘El Cínico’), quien me ha desvelado que alguien le había hablado tan bien, pero tan bien de mí, que creía que me había muerto. ..Manuel Dobaño (Periodista). Puede leer también este artículo en El Prat al Día.

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