lunes, 17 de noviembre de 2014

La resaca del 9-N

 OPINIÓN.
Pues sí, sí, el 9-N me dejé caer por algunos de los cinco institutos que se habilitaron en la ciudad en la que vivo para ver cómo la gente ejercía el derecho al voto, que para muchos es la esencia de la democracia. Las intermitentes gotas de agua que regalaban las nubes, competían con el fluido goteo de ciudadanos que votaban con absoluta normalidad y sin ningún tipo de complejos; personas sencillas, en buena parte procedentes de otras CC.AA. de España. El 9-N se conmemoraba, además, el XXV aniversario de la histórica caída del muro de Berlín, que puso punto y final a la llamada guerra fría; una efemérides que fue aprovechada por algunos para establecer paralelismos y recordar que hay que seguir porfiando en la utopía. 
Tras la ‘turbulencia’ del proceso participativo del 9-N, finalmente, no se produjo el apocalipsis y el mundo siguió girando, ello a pesar de que, desde tierras mesetarias, la derecha mediática bramaba de rabia y la fiscalía anunciaba que se pensaba querellar contra Artur Mas y otros consellers de la Generalitat  de Catalunya. También una tal Rosa Díez pedía meter en cintura a los promotores de la consulta, pero el TS lo ha desestimado. En su día, esta prófuga del PSOE, ahora en UPyD, tildó a Zapatero de “Gallego, en el sentido más peyorativo de la palabra”. Como gallego que soy, no lo he olvidado, mi relamida señora; así soy de intolerante. Movida por sus desmedidas ansias justicieras, usted solo está empeñada en poner denuncias a todo lo que se mueve.
Y mientras mi amigo (“El Cínico”) me desvelaba que él solo votaría a favor de una hipotética Val d’Aran independiente, la euforia del 9-N provocaba la inevitable resaca del 10-N, un síndrome que según los psicólogos ‘vivirán los miles de voluntarios de la consulta con la expectación de un enamoramiento’. Mejor dejarlo ahí. ¿Y ahora qué?, se vuelve a preguntar el personal. La solución está en manos del PP, o mejor diríamos, del PPP (“Prudencia, Palabra, Pacto”), según José Luís Bonet, presidente de Freixenet. Recuerdo que, el 16 de septiembre de 2001, tuve la oportunidad de entrevistar a Bonet en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, donde me hizo un duro, aunque esperanzador relato del 11-S que acababa de vivir en Nueva York. Manuel Dobaño (periodista). Puede leer también este artículo en El Prat al Día.

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