OPINIÓN.
He dejado pasar unos días para recuperarme serenamente de
las emociones contenidas que me provocó el reciente viaje a mi tierra gallega.
Allí estuve, en Xinzo de Limia, tras una demasiado larga ausencia, para
presentar mi libro“K11: Estación clandestina (crónica de un periodista de a pie)”.
El viaje de vuelta, Ourense-Barcelona, lo hice en tren, igual que el de años atrás, cuando, en edad todavía de
adolescencia, las circunstancias de la vida me llevaron a Cataluña para arrimar
el hombre en el negocio familiar. Entonces (1960), la despedida resultó bastante
traumática, porque atrás dejaba juveniles sueños, amistades entrañables y también
amoríos primeros, aquellos que, dicen, son difíciles de olvidar.
El viaje de ahora, en nada se ha parecido al que hice hace
más de medio siglo en un renqueante convoy ferroviario en el que viajaban
personas tristes provistas de maletas de madera y con la cara rebozada de
carbonilla. En este feliz reencuentro con las raíces, tuve la oportunidad de tararear
“o tren que me leva pola beira do Miño” de Andrés Do Barro, y de rememorar
añoradas vivencias de los intensos años que pasé en Galicia, pero también de
los oscuros tiempos “da longa noite de pedra” que nos tocó vivir a los de la generación
de la incivil postguerra. A pesar de todo, creo que fuimos felices, porque
éramos inocentes y mi padre era el rey de la gasolina; o sea, que mi familia tuvo
el privilegio de no sufrir el racionamiento.
En el acto de presentación del libro, que tuvo lugar en la
Casa da Cultura, me acompañaron viejos amigos (Dalmiro Castro y compañía) y
algunos parientes que todavía conservo en la capital de la Limia. Desde estas
líneas, deseo expresar mi más profundo agradecimiento a Carlos Gómez Salgado,
concelleiro de cultura y a Xabier Casares Mouriño, hermano del desaparecido
intelectual, Carlos Casares, con el que compartí amistad profunda. Al final, las
cálidas voces del coro Aimil me dedicaron hermosas y casi olvidadas canciones
da terriña. En mi villa natal, el tiempo era gélido, pero los abrazos fueron
calientes. Allá ya me esperan para presentar mi próximo libro (“El Opinador”),
pero eso será cuando soplen mejores vientos para la industria editorial...Manuel Dobaño (Periodista).Puede leer también este artículo en El Baix al Día.
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