lunes, 2 de febrero de 2015

Una historia con patatas

 OPINIÓN.
Con demasiada frecuencia, los políticos olvidan que son servidores públicos y, consecuentemente, intentan esquivar a la prensa. Sin embargo, en ocasiones, no tienen más remedio que sucumbir ante la persistencia del periodista. He aquí un ejemplo: Os voy a contar una historia con patatas. Pero primero, permitirme que os explique que la ciudad en la que vivo desde hace 55 años, tiene unos 62.000 habitantes y, entre otras importantes infraestructuras, alberga el aeropuerto de Barcelona-El Prat, un lugar que durante 33 años fue una de mis principales fuentes informativas. Hacia la mitad de la década de los años 70 del siglo pasado, contabilizaba 6 millones de pasajeros/año y actualmente va camino de los 40 millones.
Pues bien, sucedió que, hace unos años, recibía a media noche una llamada de la central madrileña de la Agencia Efe para alertarme de que el avión en el que viajaba el entonces ministro, creo que de Gobernación, Manuel Fraga, estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto barcelonés. El redactor de guardia me insistió que tratara de averiguar el motivo de su sorpresiva visita a Cataluña, ya que en el ministerio no quisieron soltar prenda. Total que, en pocos minutos, me plantaba delante de la Terminal-B, y justo, en aquel momento, salía la comitiva oficial de la sala de autoridades. Allá me encontré con un equipo de TVE, medio al que también le habían filtrado la llegada de don Manuel. “Ministro, ministro, por favor, para la Agencia Efe, ¿nos podía explicar el motivo de su viaje relámpago a Cataluña?”. “¡No hay declaraciones, tenemos mucha prisa, nos están esperando!”, fue su cortante respuesta.
Lejos de amilanarme, no se me ocurrió otra cosa que colocarme detrás de la comitiva y soltar algo así como, “¡qué lle vamos a facer, oxe don Manuel non quera falar, outro día será”. A aquellas horas, la terminal estaba casi vacía de público y mi comentario resonó lo suficiente como para que me oyera mi casquivano interlocutor. Fue entonces cuando don Manuel se giró y me preguntó: “¡Hombre, paisano!, ¿de dónde eres?”.” De Xinzo de Limia, ministro”, le contesté. “¡Boas patacas, boas patacas!”, fue su inmediata respuesta. A partir de ahí, aunque un tanto atropelladamente, contestó a todas mis preguntas. O sea, que, gracias a las famosas patatas de Xinzo conseguí mi propósito. (Esta historia con patatas, la expliqué hace unos días en mi villa natal en el transcurso del acto de presentación de mi libro "K11 Estación clandestina (crónica de un periodista de a pie)". Además de su 'Entroido' (Carnaval), declarado de Interés Turístico Nacional, Xinzo de Limia (Ourense) es conocido por la calidad de sus patatas).Manuel Dobaño (Periodista).Puede leer también este artículo en El Prat al Día.

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