lunes, 9 de marzo de 2015

Recordando a un viejo amigo

 OPINIÓN.
Manuel Dobaño y González Ledesma
El pasado 2 de marzo de 2015 fue una fecha particularmente triste para mí, porque fallecía el periodista, escritor y amigo, Francisco González Ledesma, el abogado que en tiempos de la transición democrática había designado la entonces denominada Asociación de la Prensa de Barcelona para que me asistiera en la querella que me habían interpuesto unos dirigentes vecinales que consideraban injurioso y calumnioso el contenido de una crónica que había publicado en la desaparecida Hoja del Lunes. Los sabios consejos del letrado, que me insistió que no me olvidara de apelar al clásico animus injuriandi, me ayudaron a serenar mi espíritu y, después de varias comparecencias judiciales, el caso se archivó sin mayores sobresaltos.
En el feliz reencuentro que tuvimos en Vigo el año 2007, con motivo de la celebración de la asamblea de la Asociación Profesional Española de Informadores de Prensa, Radio y Televisión (APEI/PRTV), rememoramos viejas historias y aprovechaba la ocasión para hacerle una relajada entrevista. Por encima de sus éxitos literarios y de su azarosa existencia, Francisco González Ledesma era una persona sencilla, cordial y un gran conversador. Tal como se ha publicado profusamente estos días, el ‘padre’ del escéptico y decadente inspector Méndez del Paralelo y del Barrio Chino barcelonés, estaba considerado, junto a Manuel Vázquez Montalbán, como uno de los impulsores de la novela negra de denuncia social en la España franquista.
El ganador del Premio Planeta del año 1984, con su novela “Crónica sentimental en rojo”,  me confesó en tierras gallegas algo que ya sabía de antemano, que no existe la libertad de expresión, porque detrás de cada proyecto editorial, “hay una empresa que está sujeta a toda una serie de intereses comerciales y, además, hay dinero público de por medio” y, en consecuencia,” el periodista de ninguna manera puede escribir lo que quiere, porque es un obrero que se esfuerza en hacerlo lo mejor posible, que intenta reflejar la verdad y no siempre le dejan hacerlo”. Con mis mejores deseos de que descanses en paz en las praderas de la gloria literaria, mi querido amigo Silver Kane.  Manuel Dobaño (Periodista).Puede leer también este artículo en El Baix al Día.

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