lunes, 27 de abril de 2015

¿Nos merecemos la vida?

 OPINIÓN.
La tradicional fiesta catalana del libro y de la rosa no conseguía acallar las secuelas de una tristísima noticia: cientos de emigrantes perdían su miserable existencia en aguas del canal de Sicilia, víctimas de un dantesco naufragio considerado una de las peores tragedias acontecidas en el Mediterráneo desde la II Guerra Mundial. La UE se ha percatado ahora de que hay que tomar medidas para paliar la crisis humanitaria mediterránea, y que ya se han acabado las excusas. “¡A buenas horas, mangas verdes!”, me voceaba indignado mi amigo (“El Cínico”), quien no se explicaba que las autoridades europeas barajaran enviar barcos de guerra a las costas de Libia, no para frenar el tráfico de emigrantes, sino el de petróleo y armas. 
Pero como las desgracias casi nunca vienen solas, sucedía que otros tres inmigrantes morían el pasado 20 de abril al hundirse el barco en el que viajaban, frente a la isla griega de Rodas. Delante de este incesante goteo de naufragios, en los que son víctimas los de siempre, los desheredados de la fortuna, acudían a mi mente los nombres de Esquilo, Sófocles y Eurípides, los grandes clásicos griegos, que supieron plasmar magistralmente en sus obras las tragedias de su tiempo. A propósito de  los grandes sufrimientos que el ser humano se ha visto obligado a padecer a lo largo de la historia, el malogrado escritor José Saramago me contestaba lacónicamente en una entrevista que le hice en su día: “no nos merecemos la vida”.     
Y mientras los prebostes comunitarios intentaban disimular sus vergüenzas, se confirmaba la noticia de que, con respecto al 2014, ya se ha multiplicado por diez el número de personas que han fallecido en el Mare Mortum al intentar alcanzar las costas del ‘paraíso’ europeo. Y para rematar este relato de tan malas vibraciones, quisiera dejar constancia de que los que todavía creemos que sí, que nos merecemos la vida, seguimos confiando en la utopía de conseguir un mundo más feliz y más justo, en el que las mafias que trafican con seres humanos desaparezcan definitivamente de la faz del planeta Tierra. Pero para que ello sea posible, antes sería necesario erradicar la injusta distribución de la riqueza y las mentes criminales que desencadenan las guerras.
La penúltima semana de abril de 2015, nos deparaba otra tragedia: El seísmo de Nepal  dejaba más de 2000 muertos. El resto de noticia, se me antojaban insignificantes. ..  Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.

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