lunes, 1 de junio de 2015

La hora de dar trigo

OPINIÓN.
Superada la resaca electoral del 24-M, comprobaba con satisfacción que se cumplía una buena parte de los pronósticos que me atreví a hacer en su día, entre los que vaticinaba algo que estaba cantado: el principio del fin del imperio del bipartidismo. El mapa político del país se ha atomizado y, por el momento, nada volverá a ser como antes. La prensa extranjera destacaba que los indignados habían tomado el poder, mientras que la de aquí reconocía que España había girado a la izquierda. Financial Times resaltaba lo siguiente: ‘Madrid y Barcelona, en manos de dos mujeres carismáticas de izquierdas y activistas de fuera del sistema’, que han dejado en la cuneta a la lideresa Esperanza Aguirre y al convergente Xavier Trías.  

En la ciudad en la que vivo (El Prat de Llobregat), Lluís Tejedor se convertirá en el alcalde más antiguo de Cataluña; mientras que en mi Galicia natal, Conchita Méndez, no repetirá como alcaldesa de Sandiás (Ourense), después de ejercer el cargo durante 36 años. Ahora que el rojerío parece que empieza a controlar el cotarro de la política, mi amigo (“El Cínico”) no para de plantearse la consabida cuestión de que una cosa es predicar, y otra bien distinta, dar trigo; es decir, que ‘los que antes clamaban en contra de la casta y a favor de los afectados por la hipoteca, no tendrán más remedio que aprender a pactar y a suavizar sus discursos para poder adaptar a la cruda realidad una parte de sus bienintencionadas promesas electorales ’.  

Pero por encima de los respectivos programas electorales de cada una de las fuerzas políticas que les ha tocado la responsabilidad de gobernar las siempre maltrechas arcas municipales, se plantea una prioridad por encima de todas: la dramática crisis social que se antepone al espejismo de una pretendida superación de la crisis económica. Lamentablemente, la burbuja de la miseria no para de crecer en todas las direcciones, y se acaba de saber que uno de cada tres menores de 16 años, vive bajo el umbral de la pobreza. Y según el último recuento realizado por la Fundació Arrels, al que honoríficamente se sumaba Ada Colau, en Barcelona se contabilizaba cerca de un millar de personas que diariamente duermen al raso. Menos mal que no todo son penas en este mundo, y si no que se lo pregunten a los culés. Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.

No hay comentarios: