lunes, 8 de junio de 2015

Poner puertas al campo

OPINIÓN.

La otra noche tuve un extraño sueño. Sí, sí, un sueño de esos que, al despertar, lo recuerdas con una claridad meridiana. Soñé que se reunía el inexistente Comité Anticorrupción y en Contra de la Pobreza (CACP), y que éste tomaba toda una serie de medidas extraordinarias encaminadas a erradicar, de una vez por todas, la caterva de alimañas corruptas que han anidado en todas las tenebrosas sedes de la cosa pública que ha gobernado este país llamado España. Este onírico organismo, integrado por representantes de los principales partidos políticos, también asumía el firme compromiso de acabar con la pobreza, contraviniendo de esta manera el sacrosanto reglamento de sus inmediatos superiores: el poder financiero.

Recuerdo que, segundos antes de despertar de mi sueño imposible, percibí que me envolvía una áurea de felicidad, que enseguida devino en frustrante realidad. Después del desayuno, decidía alimentar mi cotidiana curiosidad leyendo la prensa, y me enteraba de que estaba reunida con carácter de urgencia la denominada Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, para tomar cartas en el asunto ese de la monumental pitada del Camp Nou que antecedió a la final de la Copa del Rey del pasado 30-M. Es en este punto, cuando mi inefable amigo (“El Cínico”), una vez más, aprovechaba para meter cuchara y recordarme aquello de que ‘no se pueden poner puertas al campo’. 

Sin embargo, no hemos podido evitar que, durante demasiado tiempo, solamente se hablara de tan sonora polémica, dejando medio de lado otros problemas de mucho más calado, tales como el vuelco electoral que ha habido tras el 24-M e, insisto, el pringoso tema de la corrupción política. Pero sucedía que el mismo día que se debatía lo de la pitada copera, Isabel Pantoja salía de la prisión sevillana de Alcalá de Guadaira para disfrutar de un permiso de cuatro días en su finca de Cantora. Y para que no decayera la ‘fiesta’ mediática, la práctica totalidad de las cadenas de televisión decidían aparcar todo lo demás y jalear con tronío el permiso carcelario de la folklórica, que cumple condena por blanqueo de capitales. ¿Me guardan el secreto?: el Barça es mi pequeña debilidad espiritual.Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Baix al Día.

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