lunes, 13 de julio de 2015

Falsas alucinaciones de verano

 OPINIÓN
La historia que seguidamente paso a contarles, es real como la vida misma. Sucedió al mediodía de un sábado del mes de julio de 2015 en una calle solitaria del polígono ‘Mas Blau’, cerca del aeropuerto de Barcelona-El Prat. Por allí paseaba yo tan campante en bicicleta y bajo un sol de justicia, cuando, de repente, observé algo que me dejó absolutamente alucinado: en el asfalto vi como se movía un billete de 50 euros. No se trataba de un espejismo, era realmente un billete de curso legal que parecía ser transportado por un ejército de misteriosas hormigas. Fue entonces cuando decidí bajarme de la bici, y acto seguido, pude comprobar que no eran hormigas, sino una suave brisilla la que realmente impulsaba al billete.

Pero mi sorpresa no se acabó ahí. Una vez que puse a buen recaudo mi inesperado botín, emprendí sudoroso la marcha y, ¡no me lo podía creer!, otro billete de 20 euros en el suelo, y unos metros más adelante, uno de 5, y otro más de 10 euros; hasta que, finalmente, me topé con una cartera de bolsillo repleta de todo tipo de tarjetas de crédito y de variada documentación personal. Su propietario resultó ser un joven directivo burgalés, residente en Madrid, que estaba  hospedado en uno de los hoteles de la zona. Cuando conseguí localizarle, tuve la enorme satisfacción de entregarle la cartera con todas sus pertenencias y, como recompensa, fui obsequiado con un lote de vinos de excelente añada y una botella de cava. 

Al atribulado P. D. R. G. y a su padre, tuve la oportunidad de explicarles que mi hija Carlota había arrancado a andar de niña en el paseo del Espolón de Burgos y que en el restaurante ‘Casa Ojeda’ se comía la mar de bien. El episodio de los billetes que, en primera instancia, me pareció que tenían patas, sirvió para rememorar el caso de aquel millonario californiano que el verano pasado fue noticia, porque se dedicaba a esconder sobres con dinero y luego daba pistas para encontrarlos a través de twitter. A propósito de todas estas andanzas veraniegas, mi amigo (“El Cínico”) me dejaba caer que lo de los billetes que ‘caminaban’ fue una falsa alucinación, y que lo de los sobres del americano, “nada tiene que ver con Bárcenas”.Manuel Dobaño (Periodista).También puede leer este artículo en El Prat al Día.

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