lunes, 23 de noviembre de 2015

Aquel 20N del que ya nadie habla

 Opinión.

Los atentados terroristas de París del pasado viernes, 13, han desencadenado una creciente psicosis de miedo en la sociedad occidental y ha eclipsado el resto de la cotidiana actualidad, incluida la fecha del 20N, que se asocia a la muerte de aquel gallego bajito que mandaba tanto. Los años han ido pasando, 40 exactamente, y ya casi nadie habla de aquella ‘longa noite de pedra’ surgida tras la guerra incivil.Durante un tiempo, la sociedad española disfrutó de un relativo bienestar, pero el panorama actual es bastante sombrío: una galopante crisis económica y social auspiciada por un perverso y caduco sistema neoliberal-capitalista. Y para completar tan cruda realidad, ahora mismo, se vuelve a hablar de que estamos en guerra.

Los sucesos de Francia han reavivado el fantasma de la inseguridad global que se instaló en el mundo tras el 11S de 2001, hasta el punto de que es motivo de estampida una simple mochila abandonada o un ruido extraño que se escucha de repente. Las sirenas de simulacro de riesgo químico, que sonaron en la ciudad en la que vivo el pasado día 19, espantaron a más de uno. Algo habremos hecho mal, cuándo se ha llegado a tal extremo, se pregunta el personal. “Sí, sobre todo, los países más poderosos que han intervenido en conflictos armados para dejar las cosas peor de lo que estaban”, se lamentaba mi amigo (“El Cínico”), quien también criticaba que no se haya controlado el tráfico de armas, ni el del petróleo y que tampoco se haya sabido resolver la integración de los emigrantes “que viven hacinados en guetos y sumidos en la pobreza”.

Y del 20N aquel que apuntaba al principio, ¿qué quieren que les cuente? Pues  que fue una noticia más que, en su día, tuve que cubrir para la desaparecida Hoja del Lunes de Barcelona, el medio en el que me formé como periodista, antes de integrarme en la Agencia Efe. En titulares y a toda plana, a la sazón informaba que en la comarca del Baix Llobregat se habían celebrado “Numerosos actos religiosos por el eterno descanso del alma de Francisco Franco Bahamonde” y que en el solemne funeral que me correspondió tragarme, “ante un templo abarrotado de público”, el celebrante se refirió “al misterio de la muerte, haciendo especial referencia al testamento espiritual deFranco”.  ¿Quién se acuerda de todo aquello?Manuel Dobaño (Periodista).También puede leer este artículo en El Prat al Día.

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