lunes, 18 de enero de 2016

Tiempos convulsos

 Opinión.
Siempre que se estrena un nuevo año, uno acaricia la vana ilusión de que las cosas van a ir mejor de lo que han ido hasta ahora, y que eso de la crisis económica, el cambio climático y otros malos rollos, son cosas pasajeras que, tarde o temprano, se arreglarán. Pero cuando observamos el oscuro panorama que nos acecha, nos topamos de bruces con la cruda realidad de los atentados terroristas, como el acontecido hace poco en el corazón turístico de Estambul. Todavía se me ponen los pelos de punta al rememorar que fue en la antigua Constantinopla donde, hace unos años, un grupo de periodistas que visitamos la capital turca nos hinchamos de hacer fotografías en los alrededores de la Mezquita Azul y Santa Sofía, emblemático enclave en el que se produjo el atentado.

Para tiempos convulsos, los que sigue atravesando la fragmentada política española. Su Gobierno en funciones no para de mirar de reojo al nuevo Govern soberanista catalán, “por si tiene que echar mano del Tribunal Constitucional, o de otros poderes más de armas tomar, para poner firmes al a los que preconizan la secesión”, me comentaba mi amigo (“El Cínico”). Mientras tanto, en la Audiencia Provincial de Baleares, la infanta Cristina se sentaba en el banquillo para dejar constancia de que ‘Hacienda somos todos’; ¿o no? También el tal Ramoncín pasaba por la Audiencia Nacional para salir indemne de los chanchullos de la SGAE. El artista de Vallecas también fue encausado en su día por agredir a un paparazi en el aeropuerto de El Prat, juicio que me tocó cubrir para la Agencia Efe.   

Y para templar un tanto los ánimos, en la ciudad en la que vivo y en buena parte de Cataluña se disfrutaba hasta hace muy poco de una temperatura casi primaveral para regocijo de la osita ‘Caramelita’ y del resto de congéneres que pueblan el Pirineo catalán y que aún se resisten a recluirse en sus cuevas para invernar. Contrariamente, en mi tierra gallega se dejaban caer las primeras ‘folerpas’ (copos de nieve) y las copiosas lluvias provocaban que sus ríos se salieran de madre. Ello no impedirá que, en mi villa natal (Xinzo de Limia), ya cuenten las horas que faltan para dar rienda suelta a la ‘troula’ (diversión) desenfrenada de su famoso ‘entroido’ (carnaval), una ancestral fiesta que durará casi un mes y que está declarada de Interés Turístico Nacional. Manuel Dobaño  (Periodista). También puede leer este artículo en  El Prat al Día.

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