Opinión.
Hace años, viajando por
esos mundos de Dios, me llamaba la atención la gran cantidad de urbanitas que
utilizaban la bicicleta para desplazarse por las diferentes ciudades, sobre
todo, centroeuropeas. En Londres, por ejemplo, mi señora esposa y un servidor, por
un momento nos quedamos pasmados al observar a un trajeado gentleman inglés (provisto
de bombín, corbata, maletín y paraguas), que tan flemáticamente salía de un
banco de la City para, acto seguido, subirse, no a un Rolls Royce, sino a un vulgar
velocípedo. Luego, con el paso del tiempo, los usuarios de las bicis empezaron
a irrumpir en la selva de asfalto española; un poco, para hacer deporte y, de
paso, para minimizar un pelín la arremetida del dióxido de carbono.
Los vehículos de pedales
están ahora por todas partes y cada vez es más extensa la red de carril-bicis. La
ciudad en la que vivo, se acaba de adherir a la RCXB (Red de Ciudades por la
Bicicleta), una asociación de ámbito estatal que trabaja para “facilitar y
hacer más segura la circulación de ciclistas por el medio urbano”. El Prat de
Llobregat es uno de los 150 municipios que integran la red, entre los que
también se cuenta Ourense y A Coruña. Hace unos días, la FEMP (Federación
Española de Municipios y Provincias), celebraba unas jornadas en las que la
RCXB planteaba cuestiones, tales como el papel de la bici en los planes de
movilidad urbana, como fomentar su uso, así como adaptar su circulación a las
ordenanzas municipales.
Mi ecologista amigo (“El
Cínico”), ferviente partidario de la máxima ‘Bicicletas al poder’, me recordaba
que, incluso, la policía local de nuestro municipio acababa de estrenar una
patrulla ciclista que ‘se hincha a poner multas a diestro y siniestro’. Para
reafirmar su comentario, me mostraba un boletín de denuncia que le pusieron a
su auto los ‘polis de la bici’, y por la que tendrá que soltar la bagatela de
80 euritos del ala. Y para que no presuma tanto de ciclista, a mi amigote le
recordaba que yo mismo llevo casi cuatro décadas practicando este deporte y que
mi hijo Víctor es uno de los pioneros del triatlón en Cataluña, una durísima
disciplina deportiva en la que, además de la carrera a pie y la natación,
también se incluye el ciclismo.
“SOM PERIODISTES, NO CONFIDENTS”
El pasado 18 de marzo de
2016, se cumplía el 40 aniversario de la primera manifestación autorizada en
España, la de los periodistas de Barcelona. Bajo el lema “Som periodistes, no
confidents”, medio millar de periodistas reivindicaban libertad de expresión,
secreto profesional y la libertad de su compañero
prisionero, Josep María Huertas Clavería. Por aquellas fechas, andaba yo por
ahí, tomando impulso a mi vocación periodística en la Agencia Efe y en la desaparecida
Hoja del Lunes, medio que editaba la
Asociación de la Prensa de Barcelona. Manuel Dobaño
(Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.
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