lunes, 31 de octubre de 2016

‘Consummatum est’ (en tiempos de difuntos)

 Opinión.
La verdad es que, a priori, no tenía demasiadas ganas de volver a comentar la rebelión que ha estallado en la ‘granja’ socialista. Pero sucedía que, la última semana de octubre de este agitado 2016, me sorprendía ver publicadas en las portadas de algunos periódicos las caras de los diputados disidentes del PSOE que eran contrarios a la ‘abstención imperativa’ que ordenaban los barones del partido para favorecer la investidura de Mariano Rajoy. Cual forajidos de la pradera, solo echaba en falta el cartelito de ‘wanted’, y luego me ponía a cavilar sobre si los díscolos serán expulsados o, simplemente, castigados de rodillas y de cara a la pared. Al final fueron 15 (8 del PSOE y 7 del PSC) los que dijeron no al recién investido presidente del Gobierno. Y tal como escribía días atrás, me consta que una buena parte de la militancia socialista de la ciudad en la que vivo continuaba anclada en el ‘no es no’.

En tiempos de difuntos, nos hemos hecho el harakiri’, ‘de ésta, difícilmente saldremos’ y la más rotunda de todas: ‘consummatum est’ (‘en lenguaje coloquial: ‘se acabó lo que se daba’), eran algunas de las perlas que más me llamaban la atención de la fiel infantería sociata conocida. Era más que evidente que la moral de gran parte de los militantes de base del PSC catalán andaba por los suelos. Mientras Pedro Sánchez entregaba el pasado sábado su acta de padre de la patria, los de Podemos, y de otras fuerzas políticas escoradas a la izquierda, no paraban de frotarse las manos, y no digamos los de C’s, que seguían a verlas venir. También mi amigo (“El Cínico”) volvía a meter baza en el ‘divorcio’ que se avecina entre el PSOE y el PSC, reafirmando que  “el enquistado proceso soberanista catalán está en el origen de todo el cotarro”.   

Pero al margen del significado de la contundente locución latina con la que titulo estas líneas, y que viene a significar que ‘todo está cumplido’, súbitamente, se me ocurría cambiar radicalmente de tercio para plantear algo que todavía está pendiente de cumplirse, y que sigue enervando mis meninges. Me refiero, en concreto, al deficiente uso social que en demasiadas ocasiones se hace del idioma gallego; cuestión que observo desde la distancia de mi voluntario exilio catalán. Particularmente me saca de quicio cuando compruebo que la televisión de Galicia (TVG) entrevista, pongamos por caso, a Mariano Rajoy, o Abel Caballero (alcalde socialista de Vigo), y ambos contestan siempre en castellano. ¿Desidia o ignorancia?, ¡vaya usted a saber! Y para terminar, hago mía la frase: “o galego mal falado é o que non se fala”.Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.
  

No hay comentarios: