lunes, 28 de noviembre de 2016

Sigo alucinando

 Opinión
Cuando conseguí la exclusiva para la Agencia Efe en la que narraba la increíble historia de 
Manuel Dobaño (Periodista).
‘China’, una avispada cabra que robaba prendas de vestir en el mercadillo del barrio de Sant Cosme de la ciudad en la que vivo (noticia que en su día tuvo una gran repercusión mediática), se cumplía la máxima periodística de que no es noticia que un perro muerda a una persona, sino que una persona muerda a un perro. Luego me tocó cazar la noticia del loro ‘Yako’ que entonaba primorosamente el himno del Barça y que acabó siendo invitado de honor de un programa deportivo de TV3. Y para rematar el trío de historias insólitas, me tocó contar lo de la yegua ‘Pecosa’ que había alumbrado gemelos univitelinos, un caso muy poco frecuente.  

Durante algún tiempo llegué a pensar que, más allá de mis entrañables e irracionales personajes (‘China’, ‘Yako’, ‘Pecosa’ y alguno más que me dejo por el camino), no hallaría nada más que me volviera a alucinar tanto. Pero, hete aquí que la cruda realidad me demostraba todo lo contrario en cuanto al hallazgo de noticias sorprendentes, de esas que se acostumbran a incluir dentro del baremo del más difícil todavía. Es nuevamente mi amigo (“El Cínico”), quien me contaba lo que acababa de leer recientemente en la prensa: “Una mujer, madre soltera, se casa por primera vez en EE.UU. a los 80 años con su novio de 95, viudo y con un hijo”. Así, tal como suena, y luego que digan que eso del amor se acaba con la edad. 

Otro suceso que me hacía flipar era el de la chavala de 26 años que fue detenida hace unos días por circular durante 30 kilómetros en dirección contraria por la AP-7 y sin una de las ruedas delantera. Según la poli, la joven en cuestión se había ido de farra discotequera  y, con una cogorza de aquí no te menees, pretendía llegar a su domicilio de Llagostera (Girona). La última cuestión que me hacía alucinar es toda la movida que se montaba con el Black Friday, una orgía consumista a prueba de crisis e importada de tierras yanquis y que paradójicamente se celebraba el mismo día que moría Fidel Castro (la bestia negra del capitalismo). Un servidor, sin embargo, decidía pasar de largo de las ofertas que me llegaban vía Internet con la aviesa intención de fundir mi tarjeta de crédito. También puede leer este artículo en El Prat al Día.

No hay comentarios: