lunes, 6 de marzo de 2017

Los idus de marzo ya están aquí

 Opinión.
Marzo es un mes particularmente señalado para mí, ya que nacía un día de marzo, igual que
Manuel Dobaño. Periodista.
lo hacía la mujer con la que felizmente comparto mi vida desde hace casi medio siglo. También coincidía que en marzo venía al mundo mi primera nieta y mi tercer nieto. O sea, que los idus de marzo fueron harto generosos conmigo y, como en tiempos de la antigua Roma, me dispensaban los mejores augurios. Pero, en este ventoso y guerrero apartado del almanaque, no todo son flors i violes, tal como se acostumbra a decir en mi adoptiva tierra catalana, porque este es el mes del año que probablemente más me toca rascarme el bolsillo para hacer frente a los inevitables dispendios gastronómicas y a los obligados regalos familiares. 

Días atrás volvía a pasar por la emisora de radio de la ciudad en la que vivo para debatir la corrupción política que campea por España y las repercusiones económicas en las comarcas barcelonesas del Mobile World Congress; un certamen que contabilizaba la cifra récord de 108.000 visitantes. Cerrábamos la tertulia hablando del carnaval y, una vez más, aprovechaba para presumir que el de mi villa natal (Xinzo de Limia) dura un mes y está declarado de Interés Turístico Nacional. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo se dejaba caer por allí, a la sazón, disfrazado de pirata. Asimismo, en tiempos de carnaval, una tal Kellyanne Conway, consejera de Donald Trump, hacía su numerito sentada con los zapatos de tacones encima de un sofá durante una recepción oficial en la Casa Blanca.

Los idus de marzo ya están aquí para reemplazar las tristes brumas invernales por la alegría de la resurrección de la naturaleza y la promesa de un feliz verano. Y en este mes de marzo nos volveremos a reunir los miembros del jurado para deliberar sobre los candidatos que aspiran a ganar el ‘Premi Ciutat del Prat-2017’. Con la aquiescencia de la consejera de Trump, la nota negativa del mes la ponía el eurodiputado de extrema derecha polaco, Janusz Korwin-Mikke, que bramaba  por su bocaza que las mujeres han de cobrar menos que los hombres, porque “son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”. “¡Menudo cerebro que debe tener semejante capullo!”, sentenciaba visiblemente cabreado mi amigo (“El Cínico”). También puede leer este artículo en El Prat al Día.      

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