lunes, 3 de abril de 2017

Cosas que pasan

 Opinión.
Cuando de buena mañana me acerco a mi doméstico quiosco virtual, acostumbro a toparme
Manuel Dobaño. Periodista.
con todo tipo de noticias. Por ejemplo, la increíble historia de Fèlix Millet, el gran saqueador del Palau de la Música Catalana, que la sigo con mirada pausada y condescendiente, porque siempre he considerado a este sujeto, y a su fiel ‘escudero’, Jordi Montull, un par de pillastres de la más pura picaresca ‘made in Spain’, muy al estilo del clásico Lazarillo de Tormes. Lo último que ha trascendido del tal Millet, es que no se lo pensaba dos veces a la hora de afiliarse oportunistamente a la FAES de José María Aznar, así como enviar a sus ujieres a comprar lingotes de oro y a transportar billetes en una mochila, sencillamente, porque no cabía en una cartera toda la pasta gansa que mangaba a espuertas.

No es la primera vez que confieso mi predilección por las llamadas noticias insólitas, esas que no se acostumbra a destacar en los grandes titulares de portada. Y en este sentido, particularmente me llamaba la atención lo de los futbolistas de la selección argentina de fútbol, a los que recientemente les recomendaban tomar Viagra para combatir el llamado mal de altura en Bolivia, ese malestar que en su día me afectó a mí en tierras andinas. Este sí que es un asunto de carallo, tal como sentenciarían en mi tierra gallega. “Son cosas que pasan”, me largaba sarcásticamente mi amigo (“El Cínico”), quien me ponía al corriente de otro tema futbolero, como el caso de unos chavales que se volvieron a liar a tortas en un partido de fútbol disputado días atrás en Andorra. 

Y en la emisora de radio de la ciudad en la que vivo, los tertulianos caíamos en la cuenta de que el Ayuntamiento tenía sus cuentas más que saneadas y que le sobraban 34 millones de euros, que destinará a la construcción de un nuevo instituto, una residencia de ancianos y otras obras menores. Asimismo, trascendía que el vecino municipio de L’Hospitalet de Llobregat también iba sobrado y que disponía de un superávit de más de 20 millones de euros para dedicar a políticas sociales. ¡Cómo se nota que las elecciones ya están a la vuelta de la esquina! Y ya que hablamos de abundancia crematística, me enteraba de que un turoperador francés, especializado en viajes de lujo, anunciaba un crucero aéreo de 21 días para dar la vuelta al mundo en un jet privado al módico precio de hasta 48.900 euros de nada. Son cosas que pasan…  También puede leer este artículo en El Prat al Día.                    

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